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jueves, marzo 28, 2024

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¡¡LA LAVADORA!!

(El Inglés y la idiotez)

 

“Zapatero a tus zapatos”: Dícese de aquel que quiere hacer otras cosas para las cuales no tiene habilidad. De esos soy yo.

Por: Pepe Izaguirre

Hace un año, más o menos, mi esposa Lupita compró una nueva lavadora. La anterior ya tenía 20 años de uso. 

Llama a algún técnico para que venga y la instale, me ordenó (YSQ). Yo mismo la instalaré dije. ¿Tu?, si yo. No podrás. ¡Como chingaos no! ¿Pos luego? Fue la conversación entre la jefa y yo. Ya sabrán. Una mandona y el otro terco. Les cuento la historia.

Por esos días, estaba yo convaleciente de la operación de columna que les platiqué y mi capacidad (de por si poca) para los trabajos manuales estaba ostensiblemente disminuida. Le pedí a dos muchachos que ayudan con bultos en Soriana, que me acompañaran a la casa para bajar la “susodicha” y la colocarán en el lugar donde quedaría instalada. De muy buena gana y con gran iniciativa hicieron su trabajo, dejaron bien limpia la zona y los regresé, previa gratificación a su lugar de operaciones.

Acto seguido, pasé un buen de tiempo leyendo el instructivo y estuve a punto de rajarme, tomar el teléfono y llamar al técnico; pero, valientemente seguí adelante con mi tarea, la cual concluí tres o cuatro horas después.

Al día siguiente, presumiendo mi obra, ayudé a Lupita con la primera lavada, instruyéndola con todo cuidado acerca de la operación del flamante equipo recién adquirido. No hubo ningún problema, los dos felices y me gané una gran felicitación. Pero……chan, chan, chan, chan…….

Hace dos semanas cambiamos el calentador de agua. Igual de viejo que la lavadora. A partir de ese día, inexplicablemente, la lavadora empezó a operar con agua bien caliente. La ropa salía arrugada y los logotipos de mis playeras (les presumiré, Nike, Adidas, Reebok, etc.) se empezaron a derretir. Y vino la queja de la “jefa”. ¡Órale, arregla eso! ¡Pan comido! Presumí. 

Cerré el agua caliente y ¡Listo! Dije, pero el agua fría no fluyó. Volvía a abrir la llave del agua caliente y tuvimos que lavar con agua casi hirviendo. El mismo resultado.

Hoy tocó lavar (me tocó). Me levanté temprano y eché a andar el equipo; ¿Y que creen? Pura agua caliente. Y me dije a mi mismo: ¡Mi mismo, ya valió madres! Así lavé de todos modos (antes de que despertara mi esposa), fijándome el objetivo de revisar el mal y en últimas, llamar al técnico, sin importar que la cara se me callera de vergüenza.

Terminé de lavar, separé la lavadora de la pared, revisé las conexiones de las mangueras de agua y ¿Qué creen? (dicho patrocinado por mi hija Florecita) estaban puestas al revés. Las cambié rápidamente, ahora si la manguera H (hot) y la C (Cold) en sus respectivos lugares. 

Adivinan: No había fallado porque el boiler no servía. Ese pinche inglés me jugó otra “pasada”. Si, nada de felicitación. “Ni modo manito”, ya vendrán tiempos de triunfo.

Un abrazo para mis amigos en FACE, ECO Y 12 HORAS

 

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